Antes de comenzar, ponemos este pequeño paréntesis para recalcar que los pensamientos que a continuación se van a exponer, únicamente conllevan fines culturales, denegando así cualquier tipo de mención al tema de donaciones/ éticas morales.
Bien sabemos que el sentir es una de las razones por la cual seguimos existiendo o aquel que nos da motivaciones para seguir dando pasos a lo largo de nuestra existencia. Pero, muy pocas veces nos ponemos a ver una fotografía y nos obliga a pararnos, a contemplar cada uno de los detalles causa de que el autor ha hecho que quedemos atrapados en ella.
En la tarde del 15 de Abril de 2019, todas las cadenas de televisión locales y nacionales de la gran parte de Europa y del mundo, se ven obligadas a retransmitir en directo cómo un monstruo convertido en llamas, va consumiendo y destruyendo una de las obras góticas más importantes hasta la fecha.
Es importante saber que Nuestra Señora de París no fue construida en décadas, si no que su primera piedra fue implantada en 1163, colocando la última en 1345. Con tan sólo saber estas dos fechas, nos podemos imaginar el impacto que lleva consigo esta preciosa basílica y catedral.
Dando esta pequeña introducción, pasemos al foco principal; la instantánea.
¿Por qué enseñar una imagen tan trágica y dolorosa si podría haber elegido otra cualquiera?
Bien, aquel día el trabajo de generaciones y generaciones quedasen recubiertos en hollín y trozos de madera quemada. Aquel día, gente de América, Europa, Oceanía, Asia y África, se juntaron en uno para llorar la pérdida de esta obra de arte.
En la imagen podemos contemplar a la parte central de la catedral en segundo plano, haciendo más referencia a la parte superior y central que son las que iluminan con colores anaranjados la instantánea, mientras el rosetón y los arbotantes, quedan sin importancia al estar en tonos oscuros.
La fotografía, realizada por el fotógrafo Philippe Wojazer de la compañía Reuters Pictures, se ve claramente cómo está tomada desde una panorámica poco centrada, hecha desde la derecha, pudiendo así mostrar al receptor cómo las llamas van entrando al epicentro de la basílica.
A mi manera de pensar no es una imagen perfecta a nivel técnico, pero me he quedado con lo que representa, esa pérdida de algo importante del cual ni tú ni nadie podéis hacer nada, únicamente llorar la pérdida y mirar con optimismo a una futura reconstrucción. Es mirar a las llamas directamente y escuchar en el interior mil voces gritando, como si cada madera ardiendo fuera una de las personas que tras los años han pasado tiempo en el interior de su alma religiosa.
Mención especial al cuadro 'Premonición', pintado en 1924 por el artista Victor Brauner, bastantes décadas atrás del terrible acontecimiento dado en París.
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Comunicación Audiovisual. R. Marín Izquierdo.