Hace unas cuantas semanas hablaba sobre una de las imágenes más trágicas de este último año, explicando las razones por la cual decidí escogerla, incluso poniéndome en una opinión bastante propia y sentimental. Hoy, vamos a intentar analizar más técnicamente la imagen escogida desde una perspectiva mucho más objetiva.
Tenemos que ponernos en la situación del fotógrafo, ya que dada la situación en la que está, no puede centrarse al completo en hacer la fotografía perfecta. Cuando miramos la imagen, nuestra mirada se nos va directa y automáticamente hacia la zona superior, donde las llamas están consumiendo la catedral, pero en especial hacia la zona central de la estructura, donde está el rosetón haciendo un punto bastante claro. Visualizamos unas cuantas líneas en la imagen, desde los arcos de la fachada hasta el agua de la manguera de la zona inferior, que nos dirige la mirada hacia las llamas, haciendo una especie de arco.
Del color.. ¿qué podemos contar? Siendo de noche, contamos que la luminosidad en el ambiente no es muy notable, pero aunque sea una tragedia, la luz que hay en ese momento es perfecto para tomar la imagen, viendo cómo el fuego da un toque de saturación anaranjado, dando un reflejo de éste en cada una de las paredes superiores.
Rubén Marín Izquierdo.
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